El queso

Se presenta una corta y resumida historia de los orígenes del queso, así como de su proceso de elaboración en términos generales. Incluye la derivación de la palabra y sus diferentes deformaciones hasta llegar a la palabra utilizada hoy en día. Se expone su valor nutricional. El queso

El queso es un alimento sólido derivado a partir de la leche cuajada de vaca, cabra, oveja, búfalo, camello u otros mamíferos rumiantes. Es la conserva ideal pues muy difícilmente se estropea con el transcurso del tiempo ya que al secarse mejoran sus cualidades en relación al peso. La leche es inducida a cuajarse usando una combinación de cuajo, o algún otro sustituto y llevada a un proceso de acidificación.

Las bacterias se encargan de acidificar la leche, jugando también un papel importante en la definición de la textura y el sabor de la mayoría de los quesos. Algunos también contienen mohos, tanto en la superficie exterior como en el interior.

En ciertos casos, el queso se produce cuando se cuaja la leche añadiéndole ácidos como el vinagre o el jugo de limón. Sin embargo, la mayoría se acidifican en grado menor, gracias a las bacterias que se le añaden, que tienen la propiedad de transformar los azúcares de la leche en ácido láctico, agregándole después la adición de cuajo para completar el proceso de cuajado.

El cuajo es una enzima tradicionalmente obtenida del estómago del ganado lactante, pero actualmente también se producen sustitutos microbiológicos en laboratorio. También se han extraído  algunos cuajos vegetales  de varias especies de la familia de cardos Cynara.

Hay centenares de variedades de queso y casi se podría afirmar que cada país tiene sus propios quesos, a pesar de que existen algunas variedades que son universales. Sus diferentes estilos y sabores son el resultado del uso de distintas especies de bacterias y mohos, diferentes niveles de nata en la leche, variaciones en el tiempo de curación, diferentes tratamientos en su proceso y diferentes razas de vacas, cabras o el mamífero cuya leche se use.

Otros factores incluyen la dieta del ganado y la adición de agentes saborizantes tales como hierbas, especias o ahumado. Que la leche esté o no pasteurizada también puede afectar al sabor.

La palabra queso deriva del latín caseus. Sin embargo, en la época romana se hizo famoso el término formaticum entre los legionarios, de caseus formatus, que significa queso moldeado. Así se tiene que en francés se diga fromage, en italiano formaggio o en catalán formatge. Los antiguos griegos  decían que «el queso era un regalo de los dioses».

Es probablemente el lácteo más antiguo en la historia del consumo humano. El queso se compone de un 35-55% de agua en la que hay disueltas un 10-40% de proteínas y 4-5% de sales. El queso es un alimento sólido que aporta principalmente proteínas, como la caseína. Las concentraciones proteicas en el queso pueden llegar a ser 10 veces superiores a las de la leche cruda.