La primavera ya se inició y, qué mejor momento que éste, para comenzar a cultivar brotes en casa?
El proceso es muy simple, sólo se necesita un frasco de vidrio, un tul o gasa y una goma elástica. Llenar el frasco con una cucharada de semillas, con cuidado de no exagerar porque su volumen aumentará mucho, cubrirlas con un poco de agua, cubrir la boca del frasco con el tul o gasa y sostenerlo con la banda elástica. Dejar en remojo durante toda una noche.
Al día siguiente, eliminar el agua y dejar que germinen las semillas, prestando especial atención a mantenerlas hidratadas; para esto, mojarlas al menos una o dos veces al día, llenando el frasco con agua y luego vaciándolo, el tul permitirá eliminar fácilmente el agua, sin perder las semillas!
Cada semilla tiene un tiempo diferente para germinar, sin embargo, en cada paquete están todos los detalles, es importante no mezclar brotes que tengan diferentes tiempos de germinación.
¿Por qué comer brotes?
Simple: son un verdadero concentrado de bienestar, incluyendo proteínas, minerales, vitaminas, enzimas, ácidos grasos omega 3, omega 6 sustancias anti-cancerosas y anti-radicales libres, etc. No sólo hacen los platos más frescos y primaverales, sino que aumentan increíblemente su valor nutricional.
Algunos ejemplos:
– Las vitaminas presentes en los brotes son significativamente más altas que las presentes en las plantas adultas, y no en pequeñas cantidades, sino entre un 50% y un 100% más!
– Los almidones y los lípidos contenidos en las semillas son descompuestos y transformados en azúcares simples por las enzimas que se activan cuando ponemos la semilla en contacto con el agua.
– Los brotes son una fuente segura de hierro, magnesio, calcio y otros minerales.
– Las proteínas sufren una transformación similar a la del almidón, que viene pre-digerida, se descomponen en aminoácidos y por lo tanto son mejor asimilados y digeridos por nuestro organismo.